22.9.09

De señal a señal

Pinceladas críticas a la Bienal de Artes 09

Escrito por: DELIA BLANCO

En Santo Domingo siempre se ha tenido muy claro la urgente necesidad de que se celebren las Exposiciones Bienales de Arte, siendo la última realizada en el mes de agosto, la XXV Bienal Nacional de Artes Visuales, dedicada al maestro Ramón Oviedo, y que hasta el mes de noviembre cumplirá un extenso calendario de actividades que ejecutan artistas, vocalistas, orquestas, grupos musicales y conferencias de los expertos en la materia, donde exponen sus puntos de vistas, investigaciones, etc., promovidas por la Dirección del Museo de Arte Moderno –MAM- y su patronato.

Es nuestro criterio que las Bienales son, más que un concurso, un estímulo para los artistas que les permite confrontar su competencia y sus valores, con la ventaja de que las obras premiadas y algunas de las aceptadas tienen la oportunidad de quedar en la Galería Permanente del MAM, lo cual permite a los visitantes del Museo disfrutar y hasta hacer su propio inventario de las excelentes obras y la calidad del arte dominicano.

Si partimos de que un arte que no se divulga es un arte inútil, la exposición permanente del Museo permite medir a través de los años el desarrollo o la involución de nuestros artistas, incluidos- casi siempre- los jurados de premiación y selección de las bienales, quienes son los responsables del producto final que se le presenta al gran público.

Esta Bienal, tiene para nosotros un valor muy particular por la presencia de la obra del maestro Ramón Oviedo, que nos ofrece una gran lección de trabajo, creatividad, imaginación y factura.

Dentro de la exposición, en conjunto consideramos que la pintura es lo mejor. Sabemos, gracias a este soporte que en el arte no hay edad, y si hubiese una, solo fuese juventud. Oviedo, es un maestro joven porque investiga, se cuestiona, busca, experimenta y sobretodo, trabaja.
Trabajar, verbo mágico, pues no hay arte sin trabajo, que se lo digan los jóvenes llorones del éxito. Picasso, se levantaba a las cuatro de la mañana; Goya, pasaba noches de insomnio, persiguiendo la idea, y Miquel Barceló, hace horas de estudio y taller , cumpliendo con un jornada como un trabajador feliz.

Pero, mas allá de este regalo y lujo de tener a Ramón Oviedo presente, lo que nos dice que en el país todavía sobreviven y viven artistas con consecuencia y coherencia de generaciones, que siempre se lo tomaron en serio, pues también, debemos confesar que el gran vacío duele y mucho, para los y las que amamos, investigamos o hacemos arte.

Esta Bienal duele por la ausencia de propuestas generadoras de cambios, por atrevimientos que marcan giros en la historia del arte de hoy.

Pascal Meccariello, nítido, serio, formal, salva su generación por la entrega de una obra meticulosa, bien lograda, trabajada con recursos visuales del momento y mucha armonía en la factura. Sin embargo, esperábamos más, mucho más, de un artista que sabemos que puede ir muy lejos.

Nos pareció que a la obra de Meccariello le faltaba espacio, o manejo del espacio.
Pero, pensándolo bien se puede cuestionar su lugar de presencia, que no le da ni evidencia, ni respiración. Hay que tomar en cuenta que una Bienal se debe y merece un montaje incuestionable.

En la fotografía
Fausto Ortíz, confirma excelente entrega con recursos escénicos prudentes y eficientes, en los que el ser urbano gira entre curvas y faroles a través de una noche que nunca se acaba y que lucha con las primeras horas del amanecer.
Diríamos que Ortíz también ha logrado lo mejor de lo expuesto, y lo mejor de la propuesto; estamos frente a una obra perfectamente lograda y trabajada, pero, sin sorpresas, ni asombros.

Y aquí las palabras , estamos frente a una “Bienal sin sorpresas ni asombros”, y ante un arte que no sorprende, más bien se limita y auto censura. Entonces, aquí vamos a diferir de lo hasta hoy pronunciado por mis compañeros, antes de atacar los sistemas administrativos, políticos, y gerenciales del arte en el país, lo que nos debe interesar es el arte mismo, indagar qué ocurre. Particularmente, eso es lo que me preocupa.
Si fuésemos una experta internacional que viene a hacerse una idea del Arte actual en República Dominicana, entonces, mi desencanto fuese inmenso, pues nuestra creación actual, no es lo que muestra la Bienal.

Entonces, aquí hay que cuestionar a “todo el mundo”, primero: al jurado de selección que deja un sentimiento de allanamiento, de parcialidad y de decisiones drásticas en la preselección.
Insistimos, el jurado de selección se debe manejar con una auto exigencia plural, diversa, convergente y divergente, siempre apoyada en decisiones colegiadas.

La eliminación de artistas confirmados de los cuales no vamos a entrar en referencias de personalización o individualización, exigen explicaciones públicas, tan necesarias en el día de hoy, que su discriminación dentro del concurso nos sugieren que se haga en breve tiempo, una exposición de los artistas confirmados rechazados y que dentro de esta colectiva se trabaje con la Asociación Dominicana de Críticos de Arte (ADCA), con los artistas rechazados, y un jurado responsable de selección y revisión de lo que lleva una obra al rechazo…

No entendemos, ni mucho menos aceptamos, la ausencia de tantos artistas, que sabemos han presentado desde nuestro criterio, obras que tienen toda la nobleza y merito para estar presentes en el debate.

Este ejercicio nos interesa sobre manera, por el significado ético y estético que podrá tener en nuestra comunidad artística.
Si no lo hacemos, nos quedamos con la imagen de un jurado de selección que considera poco el sentido de la concertación y de la critica abierta.
Si, hay que someter también los jurados a críticas que les permitan revisarse, y eso los engrandece ante el futuro.

Frente a esto, las mismas premiaciones finales tienen poca consistencia, pues de tanto rechazo, queda un enfrentamiento final empobrecido y limitado.

Esto significa un malestar profundo para los vencedores honestos, claros, dignos y valiosos, pues no es igual venir frente a lo aceptable que a lo desafiante. He aquí, otra razón más que nos lleva lamentablemente a confirmar que a esta Bienal le faltó desafíos artísticos.
Por todo esto, dejemos por un momento de lado los aspectos políticos, que dicho sea de paso, no excuso y se que también juegan un papel preponderante en los resultados, que tendremos que resolver ya con nuevas reglas y exigencias frente a los jurados, pero también, frente a los organizadores en todas sus escalas, que no pueden dejar a su libre albedrío a sus seleccionados jurados.

No queremos concluir, sin tocar sobre la propuesta plástica y visual. Esta Bienal es de las más pobres artísticamente, y con errores fatales de decisión, pues en un país de gran oficio de la pintura, con criterios propios, es difícil consolarse o agarrarse de bufeo y fantasía. A la obra sobre la boda de Omega, le falló el tono…
La pintura no es solo discurso por muy graciosa que sea, y si cae en caricatura de pintura hay que revisarse…

Ahora bien, hay muchos valores que no hicieron el esfuerzo de estar por falta de trabajo y organización, eso es imperdonable. Para criticar y continuar creciendo hay que seguir participando. Muchos y muchas alegan justamente, la falta de confianza en el evento Bienal, y los resultados de esta última, lamentablemente, apoyan las razones de estos valores, pero insisto la lucha debe continuar.

Pero lo es también, la prueba de que si el sistema de jurados de la Bienal no se revisa, la sociedad dominicana plástica y visual, seguirá acumulando dolores y frustraciones que la lleven como ya es visible a una participación totalmente ajena al fuerza del arte de hoy, que desde los maestros como Jaime Colson, Ramón Oviedo, Cándido Bidó, Ada Balcácer, Domingo Liz, Prats Ventós, Paul Giudicelli, Silvano Lora, Soucy Pellerano, etc; no deja de tener el mito artístico internacional con una identidad del arte dominicano de hoy.

La sociedad artística dominicana debe cuestionar y cuestionarse frente a tanto peligro debilitador. Además, se necesita que las nuevas generaciones se reivindiquen con el trabajo y la propuestas desafiantes, provocadoras, cuestionantes, anti conformistas, y sobre todo, a través del trabajo y la creatividad es la única salida.

tomado de areito, 19-9-2009

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