12.2.20

Amazonia, naturaleza sublime


Tony Fondeur nos invita casi siempre a viajar por encantos y realidades de
distintos continentes, regiones y países. Sus fotos reflejan la variedad y el esplendor de medios naturales sin la impronta del hombre y su incidencia tan nefasta en el medio ambiente.
Hoy, la visión fotográfica del mundo por Tony Fondeur es un paisaje único, parte de la Amazonia, propuesto de manera extraordinariamente vivaz, tratada como un retrato a dúo, y una de sus mejores exposiciones.
Ligereza de la atmósfera, limpidez de la luz, esmero de la composición, encanto de lo insólito se suman en esta invitación a disfrutar la naturaleza suramericana, majestuosa y sublime, en la Galería Nacional de Bellas Artes.
Agua, arte, ecología. Las imágenes emanan paz, grandeza y armonía. Pero, “subtema” captado conscientemente, la superficie del agua introduce una de las cualidades mayores de la muestra: el arte de los reflejos.
Los encontramos en prácticamente todas las fotografías. Miramos, fascinados, aquel espejo, cual suprema llanura acuática que esconde las palpitaciones de sus peces, o recorrido por leves ondulaciones que le imprimía el barco.
Cabe señalar que el propósito del viaje, compartido por once amigos, era la pesca. ¡Felizmente, Tony Fondeur se dedicó a sacar del agua… su magia fascinante! No es la primera vez que las fotos de Tony parecen “arte de magia”`. Siempre le gusta sorprendernos con la fauna y la flora, la tierra, el agua y el cielo, ¡la vida al fin!
Con su visión de la mayor foresta y “pulmón” del mundo, parcialmente devorada por las llamas y los intereses, él muestra nuevamente su convicción inquebrantable de fotógrafo ecológico, enamorado de la naturaleza, su protección, su conservación, y de los paisajes insólitos.
Es una verdadera exploración –aunque sin riesgos, a partir de un crucero especial y luego de un buen bote–. No solamente, Tony enriquece su vocabulario fotográfico, sino que consigue efectos espectaculares, variando la composición y los espacios.
La magia de los reflejos. Tony Fondeur duplica el bosque en el espejo del agua, haciéndonos sentir su inmensidad, o se concentra en un centro de interés especial y detalles –fijados gracias a un ojo escrutador–, ramas y troncos secos, casi fosilizados, que conforman curiosas simetrías. ¿No hablaba Wifredo García, respecto a la fotografía de paisaje, de “un diseño gráfico de tal fuerza expresiva que baste para satisfacer lo que llevamos en nuestro interior”?
La fotografía, aquí, se convierte en diseño gráfico y en geometría sensible, a la vez en expresión de contrastes y semejanzas. La originalidad y la estética conjugadas singularizan su escritura, guiada por el entusiasmo y la pasión del viajero, por la sabiduría del oficio. Este enfoque ofrece una segunda imagen de la realidad, intensa e inasible, una luminosidad a la vez irradiante y profunda.
En la obra de Tony Fondeur y su captación de la Amazonia, el arte de los reflejos se vuelve casi sobrenatural, y no pocas veces exalta los efectos extremos de ramales y follajes con sus extrañas líneas duplicadas.
Nos alegra que esta exposición, que transmite intensamente tanto la paz como la belleza, pondera nuestro deber impostergable de salvar el planeta y sus tesoros.
El famosísimo fotógrafo Yann Arthus-Bertrand había enfocado la tierra vista del cielo… Ahora Tony Fondeur nos enseña, con la misma entrega, tierra y agua junto al cielo. Reconocemos esta nueva valoración de la naturaleza y del arte fotográfico por un maestro, virtuoso de la cámara, que también se ensaya en el pincel.

tomado de hoy,1-2-2020

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