9.9.18

Singular y Plural, revelación de Ángela Hernández


La fotografía de hoy, que se aventura más allá de lo real objetivo, observable y documental, consigue efectos de belleza, misterio y espiritualidad, siendo esa propuesta particularmente cierta para la exposición, Singular y Plural, de Angela Hernández, que se presenta en la Galería Nacional de Bellas Artes.
La autora confirma su virtuosismo en el manejo de la cámara, y espontáneamente reconocemos, en el proceso creativo, una mirada interior que inspira la mirada exterior. ¡Angela Hernández, apreciada por todos como escritora y poeta, puede celebrarse también por la calidad de sus fotografías! Sus obras transmiten tanto el impacto visual como la magia lírica. La poeta – ya el término “poetisa” no se usa- no traiciona la fotografía, la enriquece, y, parafraseando el título de la exposición, imágenes singulares pluralizan las sensaciones de quien las contempla… Aquí, la fructuosa fecundidad de una interacción entre literatura y fotografía, otrora no esperada, pasa a ser evidente.
Desde el esmero museográfico . “Singular y Plural” ocupa la entera superficie de la primera planta– que obviamente ha tenido que ampliar sus espacios de exposición-. Sesenta y siete fotografías se alojan allí, perfectamente dispuestas. Entre el museógrafo Miguel Ramírez, artista que también se valora como escenógrafo e instalador, y la propia Ángela Hernández, se ha realizado un montaje excelente que llega a tener su “personalidad”, respondiendo al ritmo y la estética de las imágenes.
Estas imágenes fotográficas, particularmente, sobrepasan el nivel de la simple realidad y revelan una esencia que una breve ojeada no percibiría nunca. Además, encontramos una unidad orgánica de las fotografías con versos en miniatura, escritos especialmente para la muestra y colocados al compás de los módulos de obras.
Los cuadros suelen acompañarse de cédulas identificadoras. Aquí no las hay: Ángela Hernández ha querido que este repertorio de formas, líneas y colores prescinda de fichas… Tres títulos –solamente- señalan los temas: Hojas, Cortezas, Muros, y la mirada se detiene, absorta en cada ícono como si fuera la lectura de un poema o una partitura.
Ahora bien, los temas que se tratan y retratan con el rigor de un foto-reportaje, al mismo tiempo comunican y dialogan… tanto que la museografía de repente no vacila en acercarlos, en diseñar cercanías y conjuntos a manera de versos en una estrofa.
…Y que no dejemos de mencionar aquellas instalaciones –¿una o tres?-, de hojas muertas, extrañamente vivas, que yacen, animan, sorprenden, seducen…
Encanto y lirismo. Hay fotografías de la muestra que ameritan un análisis especial, conjugando una estricta toma directa con una insólita visión poética, así el delicado esplendor de las hojas y la luz filtrante. El entorno cotidiano adquiere dimensiones estéticas contemporáneas en los muros: la paleta se modula exuberante y múltiple, tanto como sorda y monocromática.
El caudal emotivo de Ángela Hernández repunta y se concentra en sus enfoques de las cortezas, sorprendiéndonos su facultad de metamorfosis. Y siempre la calidad técnica incrementa la eficiencia óptica y estética. Vale mencionar una impresión ejemplar de las fotos, realizada por Miguel Peralta, también fotógrafo experto.
El ojo, el corazón, la mente se fusionan en un lenguaje, en una expresión totalizante. Cada fragmento se convierte en un micro-paisaje hipnótico: de follajes a hojitas, de troncos centenarios a cortezas agredidas, de muros rocosos intervenidos por el tiempo a grafitis letristas, neo-figurativos y sibilinos. ¿Y qué decir de la aparición inesperada de siluetas humanas en el espacio, pareciendo la realidad trascendida en la ficción de una aventura? O de lagartos más verdes que las hojas? Una visita a “Singular y Plural se impone para quienes aman la fotografía y la poesía.


tomado de Hoy, Publicado el: 1 septiembre, 2018

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